Planicies, Basamentos y Plataforma: Teotihuacán
Teotihuacán,
ubicada en el corazón de México, era una de las ciudades metropolitanas y
arquitectónicas más importantes de América. Uno de los aspectos más distintivos
de su planificación fue el uso de un sistema de cuadrícula, con grandes
avenidas alineadas según los ciclos astronómicos. Las estructuras más
imponentes, como la Pirámide del Sol, la Pirámide de la Luna y el Templo de
Quetzalcóatl son ejemplos claros de la combinación de geometría y astronomía en
la arquitectura de la ciudad. Estas pirámides no solo servían como espacios
rituales, sino que también simbolizaban el principio espacial que organizaba
las actividades sociales y religiosas de Teotihuacan. Sin embargo, la época
dorada de la ciudad llegó a su fin a principios del siglo VII, y para el año
550 d.C. fue casi completamente abandonada. A pesar de ello, su influencia
arquitectónica perduró en toda Mesoamérica, llegando incluso a influir en las
civilizaciones mayas.
Al norte, en lo
que hoy es Illinois, se encontraba Cahokia Mounds, otra ciudad notable por sus
monumentales construcciones. Para el año 1100 d.C., se habían erigido más de
120 montículos de tierra, usados con fines tanto religiosos como civiles. Esto
demuestra que la arquitectura de Cahokia alcanzó un nivel de organización
similar al de Teotihuacan. En Centroamérica, la civilización maya también se
destacó por sus logros arquitectónicos. En ciudades como Tikal, los imponentes
Templos I y II son aún considerados maravillas arquitectónicas, proporcionando
pistas sobre las técnicas de construcción de grandes estructuras ceremoniales
por parte de los mayas.
La cultura de alto
desarrollo en el Valle de México alcanzó su apogeo con la fundación de
Tenochtitlán en 1345. La planificación de esta ciudad giraba en torno a un
complejo de templos centrales dedicados a los dioses Huitzilopochtli y Tláloc.
Por otro lado, la Ciudad Prohibida, construida entre 1406 y 1420 en Beijing, es
otro ejemplo de la grandeza arquitectónica de la época, funcionando como el
centro del poder imperial chino hasta 1911. Estas ciudades no solo eran centros
de poder, sino también representaciones de la monumentalidad arquitectónica.
Aparte de las
estructuras de poder, estratificación social y organización, la arquitectura de
estas civilizaciones es un reflejo profundo de su comprensión del entorno,
tanto natural como celestial. Desde las pirámides de Teotihuacan y Tikal hasta
los montículos ceremoniales de Cahokia y los palacios imperiales de la Ciudad
Prohibida, estas construcciones han dejado un legado de su magnitud y de la
genialidad detrás de su ingeniería. Todas estas ciudades erigieron
edificaciones que aún perduran, testigos del ingenio constructivo y de una
espiritualidad compartida con la tierra en la que se levantaron.
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